El camino no es fácil, menos cuando lo único que te queda son recuerdos que aún tienen dueño que en tu presente ya no se encuentra.
El camino no es fácil, pero me gusta marcarme mi propio camino y equivocarme casi siempre. Volver atrás y empezar desde el kilómetro cero y en esta ocasión, escogiendo otro tipo de camino.
El camino está repleto de pequeños detalles, bonitos, otros no tanto, que definen a esos recuerdos que tengo guardados en el baúl, mi corazón.
Los recuerdos que guardo, al releerlos, viajar otra vez con ellos, revivirlos, hacen que mi cuerpo ya frágil, destemplado y cansado no aguante más sus balas en forma de miradas, besos, promesas, palabras, canciones y caricias, consiguen que en silencio, me destruyan poco a poco.
Los recuerdos que guardo me convierten en ceniza, me convierten en otro camino, me marcan otro camino que aún desconozco.
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