domingo, 24 de junio de 2012

Hasta pronto.

Antes de ti no había nada. Ahora no tengo nada. Estancados, tú por allí y yo... Yo aquí, como siempre. Divulgué la verdad que sentía pero tu me decías sin más que tu eras así. Antes de ti, yo no me conocía. Antes de tí no miraba la mitad de veces el cielo, pensando encontrar un reflejo de tí. Antes de tí, todo antes de tí era sórdido.
Ahora es diferente, extraño. Desconocidos.
Porque? Por querer demasiado o por confiar poco. Por exigir demasiado o por ... No me quedan respuestas, no me quedan fuerzas para pedirte más. No me queda más que un pequeño Te Quiero.

Him.

(...)
Fue diferente.
Lo nuestro fue de miradas salvajes, de las que luchan por primera vez felinas, al encontrarse en medio de la multitud. Desde ese instante, intenso, infinito, inquietante creí conocer tu alma.
Siempre me han acompañado las duda, incluso contigo se intensificaban, pero que más daba un rasguño más uno menos. 
Fue de una noche rebelde.
Entres los mensajes, te quería encontrar, alguna parte más de tí quería descubrir.

Yo, 20 de Jun, 22:34.

Estos días me siento como Sally pero sin Jack. Estos días me he dado cuenta que echo de menos a veces esas conversaciones tontas de buena mañana, ese típico buenos días soso y ese buenas noches tan romántico. Estos días se me hacen interminables, porque siempre me voy a dormir con el gusanillo del miedo que me insiste en que alguien ha podido acabar el día contigo haciéndote feliz y yo no soy ese alguien. Estos días te vas convirtiendo en una persona muy necesaria para mi. Estos días voy escribiendo cachitos de mi corazón que algún día te enseñare. Estos días aprendo a quererte. Estos días te echo mucho de menos. Estos días escucho esas canciones tan nuestras, esos poemas agarraos con melodía. Estos días me faltas tú en la cama. Estos días... No quiero más días así sin ti. Quiero días de besos de café, quiero más días de llamadas sorpresas, quiero más noches a tu lado a través de una pequeña pantalla iluminada, que nos acerca un poco más. Quiero que llegue el día en que baje de un tren te vea en ese andén que me imagino, y decirte a los ojos te quiero mientras te robo todos los besos que tanto me han hecho falta estos días, estos días en los que no encuentro las palabras. Estos días en los que quiero hacerte más feliz que el día anterior pese a todo.
Te quiero, mil besos, mil abrazos, mil caricias y mil mordiscos en el cuello, porque sí.

Buenas noches amor.

lunes, 18 de junio de 2012

Daniel.

Te quiero. Así deberían empezar siempre las cartas y no acabar. Tú, mi niño, mi hombre, mi dulce condena. Esa mirada cautivadora. Esa sonrisa muda. Esa voz gruñona y cariñosa. Esos besos que nunca pudimos darnos, ese amor que nunca pudimos disfrutar. Todas esas palabras que deseábamos, todas esas con las cuales nos queríamos, nos sentíamos diferentes, especiales.
Te echo de menos, ¿Dónde estás? ¿Estás bien? Supongo que te encontrarás felizmente casado, ayer pasé por tú antigua habitación, repleta de recuerdos, sueños, lágrimas, esperanzas y amor. No pude encontrarme en ella, me sentía una extraña, como la brisa fría de la noche, como el gato intruso, como un niño inocente libre de culpa. ¿Qué nos separó tan cruelmente? ¿Cómo nos consumismos tan velozmente? Puedo suponer que querer a más de una persona a la vez nunca ha funcionado, y que al escoger, siempre hay alguien que pierde. Pero no está del todo mal perder a veces, y con ello nos lanza a la deriva, nos supone un reto que debemos aceptar y enfrontar sin temor. A pesar de la tormenta llamada Dolor.
Las comparaciones y los remordimientos nunca han sido buenos compañeros.
Suena en el tocadiscos más de lo que puedo soportar, de lo que puede soportar mi alma. Suena cachitos de mí, de ti, de nuestro tiempo, de deseos, de secretos. Seguramente de ella también. Una tercera, poco bienvenida. Puedo escuchar ese vals que nunca bailamos, esas románticas baladas que demasiadas veces compartimos y que de memoria conocíamos sus letras. Eran poesías cantadas por voces roncas y dulces.
Vuelvo la mirada al presente y me gustaría que todo fuera más sencillo, como respirar, como alzar la mirada y disfrutar del sol, de admirar simplemente las estrellas, de querer sin promesas ni miedos, sencillo como lo fueron esos días a tú lado, los días que fui feliz, la primera vez que vi tus ojos y fui feliz al conocer, conocer tu pasado, tu presente y conocer que buscabas algo en mi, que yo esperaba que encontrases. Eres diferente.
Cada noche aún suelo releer aquella última carta, con ese último te quiero como el que te estoy escribiendo yo ahora, dando fin a lo más bello que tuve hasta el día en que tu existencia llegó a la mía.

Te quiero, aunque no debería acabar así.